B.S.O.


BUFFALO '66. 1999. Vincent Gallo.


Espléndida muestra de lo que es el cine independiente made in U.S.A. Película dirigida, escrita y protagonizada por Gallo a la que también pone una música muy acertada: King Crimson y Yes.

Billy Brown acaba de salir de la cárcel tras cinco años por haber hecho una apuesta que no le salió bien. Miente a sus padres diciéndoles que trabaja para el Gobierno y que está casado con una mujer encantadora. Desesperado tiene que raptar a Layla para presentar a sus padres, la que se enamorará intensamente del secuestrador aunque no reciba nada a cambio y actuará tal como le mande Billy (un hombre con evidentes carencias afectivas y conflictos internos).
 
Indiscutible el egocentrismo de Gallo al ser el centro del largometraje, tal vez pensase que nadie podría in
terpretar mejor que él ese personaje, ya que fue Gallo quien inventó el papel y por tanto el que mejor lo entiende, y no cabe duda de que sería difícil que otro actor le superase ya que representa a Billy Brown a la perfección, totalmente creíble, por lo que resulta una historia bastante real.  Con una gran fuerza emotiva, una mezcla de sentimientos, que fluyen de un modo hostil por parte de Billy (en contraposición a los de Layla) para terminar de una manera totalmente distinta e inesperada. ¿Quién se esperaría que después de haberla estado todo el día mandándola alejarse de él que quisiera tenerla tan cerca...?
Nos habla también de cómo el afecto y el cariño pueden cambiar a una persona, que apenas deja que se le acerquen debido a la marginación que ha recibido en el transcurso de su vida. 

Los planos que consigue Gallo a lo largo de la películas son tan increíbles que hacen que te metas dentro como si fueras parte de ella, como la noche que van a cenar a casa de los padres en la que la cámara se va moviendo a medida que hablan los personajes. 
Una película digna de ver, con unas deslumbrantes representaciones de personajes que resultan ser muy personales cada uno de ellos y que hacen que el conjunto resulte impactante.

LA NARANJA MECÁNICA. 1971. Stanley Kubrick.


¿Cómo no íbamos a hablar de esta película?
Hay que decir que es una novela de Anthony Burgess publicada en 1962 (título original: A Clockwork Orange) y película adaptada por este gran director, Stanley Kubrick en 1971. El autor del libro dice que el origen del nombre viene de una frase hecha en inglés "As queer as a clockwork orange" que en español viene a ser como "más raro que una naranja mecánica.

Ambientada en la Inglaterra del futuro, 1995, vista desde 1965, la película sigue la vida de un joven de dieciocho años llamado Alex DeLarge (McDowell) cuyos placeres son Beethoven, la violación y la ultraviolencia. Un maravilloso primerísimo primer plano de Malcolm McDowell, que nos mira insolente abre esta película mientras que su voz, que cabalga entre la malicia y la inocencia y que nos acompañará a lo largo de la película acercándonos a su personaje. Porque “La naranja mecánica” no sólo se ve, también se escucha, y uno y otro código harán de la visión de esta obra una experiencia única. Él es líder de una pequeña pandilla de gamberros, a los cuales se refiere como "drugos". Alex narra la mayoría del filme en "Nadsat", el argot contemporáneo que comprime el Eslávico (especialmente el ruso) con el inglés y el Cockney (por ejemplo rozzer -policía-, drugo -amigo-, chavalco -muchacho- o lactaca -leche-). Alex es irreverente y abusa de los demás; miente a sus padres para no ir a la escuela; en su cama tiene un cubrecama cubierto con senos de goma, un caro equipo de alta fidelidad, una boa llamada "Basil" y la mesita de noche repleta de botines de sus robos.
En principio, Alex es un monstruo. Es la maldad por la maldad (lo que libremente ha elegido); pero aún así no dejamos de sentir simpatía por él, por la fina ironía que destila su narración, por los golpes de humor macabro que siembran esta obra, por la violencia brutal pero a la vez hipnótica de sus hazañas. Acto seguido, Kubrick nos muestra la otra cara: el fascismo de un Estado que atajará la violencia condicionando, con el famoso método “Ludovico”, la libre elección de la persona violenta (las cárceles las necesitan para los presos políticos). Igual que en el caso de Alex, no existen escrúpulos; pero si Alex es una anomalía que puede cruzarse accidentalmente en tu vida, el Estado está presente en la vida de todos, por lo que puestos a comparar...



Como curiosidad, cuando Alex salta por la ventana para tratar de terminar su tormento, el espectador ve el suelo viniendo hacia la cámara hasta que colisionan. Este efecto se consiguió tirando una cámara desde dos o tres pisos, con el objetivo apuntando hacia abajo, esto presenta un sentido realista de como podría ser tal caída

La película fue nominada a cuatro premios de la Academia (perdiendo contra The French Connection) y revitalizó las ventas de la Novena Sinfonía de Beethoven. Incomprensiblemente no estuvo nominado para el Oscar, siendo una actuación sentida (la secuencia cantando “Singin’in the rain es una aportación suya), sobresaliente y estremecedora. Él es “La naranja mecánica”, y aunque el resto del elenco está espectacular, todo lo que hace Alex se nos queda grabado en la mente hasta sentirlo y salir de la película convertido en un pequeño “drugo”. También causó controversia y no fue permitida su exposición en el Reino Unido. Para el tiempo de su re-estreno en el 2000, ya había ganado una reputación de clásico de culto. Muchos críticos y aficionados la consideran como una de las mejores películas jamás hechas. El film ha sido criticado por su violencia excesiva y la falta de aparente humanidad, por grupos moralistas y religiosos, pregonando que sirve como un pésimo ejemplo de ideal de comportamiento para la actual juventud àvida de referentes en que basarse.

La banda sonora de la película comprime música clásica y música electrónica compuesta por Wendy Carlos (en los créditos de ese tiempo aparece como Walter Carlos).
La música en la película puede ser interpretada como una extensión temática a la condición psicológica de Alex. Bella música clásica es escuchada durante las escenas violentas, para que así, tiempo después, cuando el espectador oiga esta música la asocie con las imágenes de violencia del filme.
“La naranja mecánica” es una joya, una obra maestra más dentro de la filmografía de un maestro singular.

AMORES PERROS. 2000. Alejandro González Iñarritu



Se trata de la ópera prima de este director mexicano. Al igual que en sus obras posteriores, Amores Perros está basada en varias subhistorias que se encontrarán estrechamente relacionadas a lo largo de la película, en este caso, un terrible accidente automovilístico se convierte en el punto de encuentro de tres "amores perros".
Ninguno de ellos volverá a ser el mismo después del accidente. Todos, incluyendo a los perros, encontrarán un destino muy distinto al que algún día imaginaron.

Aquí la vida es verdaderamente perra (los perros son una metáfora y una presencia en las tres historias de lo que es la propia vida)
No hay compasión hacia ningún personaje, todos son humanos, y por eso todos tienen defectos y lados oscuros, no hay héroes ni una realidad rosa, todo se vuelve negro en Amores Perros.
Si aún no la habéis visto, sin ninguna duda os la recomendamos gustosamente. Aquí va el trailer. Que la disfrutéis!!!.

BOOGIE NIGHTS. 1997. Paul Thomas Anderson

Excelente película que trata con más seriedad de la que aparenta, los comienzos del cine porno en los E.E.U.U. en la década de los 70.

Trata la vida de el actor porno (John C. Holmes), su hipotética ascensión al éxito y la fama, y su posterior derrumbamiento y caída al infierno.

La pornografía es un tema que resulta imposible mirar de forma neutral y menos desde el punto de vista de la sociedad actual, pornógrafa consumada. El porno se ha instalado cómodamente en el espacio de la intimidad, lo que ha ayudado mucho ha sido el paso de las salas X al vídeo y de éste a Internet.

Boogie Nights representa el hito que todo cineasta debería ser capaz de alcanzar. Todo director debería conseguir que su película sea un espectáculo brillante a todos los niveles y que, a la vez que derrocha personalidad, también consiga deslumbrar al espectador sin que se note demasiado si está siendo o no complaciente con él, que haga que lo complejo parezca sencillo, que sea coherente dentro de su locura, que sea capaz de los grandes gestos y de los pequeños detalles, que su obra luzca una gran forma y un buen fondo, que consiga abarcar con la misma eficacia tanto la comedia como el drama. Una gran película te tiene que apabullar y hacerte sentir que estás viendo algo fuera de lo convencional. Esta es esa película.


Derrocha una vitalidad y un desparpajo arrolladores y se nota su plenitud a todos los niveles: una dirección fastuosa y de indudable calidad, un guión muy bien elaborado y completo, una encantadora galería de personajes entrañables y unas actuaciones notables hasta en actores de reconocida limitación. Podemos ver escenas divertidas, alocadas, sórdidas, melancólicas, todas ellas desprenden autenticidad, también escenas individuales, corales, grandes planos secuencia (el de la fiesta en la piscina y el primero de la discoteca son para enmarcar)... y PT Anderson pasa por todo eso sin que el conjunto desafine y el ritmo de la película no se resienta demasiado.


Los personajes, carentes de amor en algún sentido, encuentran en el porno esa segunda familia y todo el cariño; es un lugar ideal. Todo este paraíso se difumina del todo con la llegada de los 80'. En la fiesta de nuevo año la estrella del porno ve la realidad pervertida en la que está envuelto, muy lejana de lo que es una familia. A raíz de la fiesta toda la vida de él se va al infierno movida por la adicción a las drogas y la pérdida de control en su entorno.

Estética, profundidad, una gran banda sonora...


¿Con qué próximas obras nos deleitará?

THIS IS ENGLAND. 2006. Shane Meadows.


Es un drama centrado en jóvenes skinheads de principios de los años 1980.
El film muestra al movimiento skinhead desde un punto de vista más humano y real, alejándose de tópicos racistas y mostrando cuándo realmente sucedió la disgresión del movimiento en racistas y antiracistas.
muestra a un joven de 12 años llamado Shaun (Thomas Turgoose) que después de perder a su padre en la guerra cambia de ciudad. La vida del día a día no le gusta a Shaun ya que en el colegio siempre se están metiendo con él.
Un dia, Shaun conoce a una banda de jóvenes skinheads encabezada por Woody, que al verlo tan decaído deciden animarlo e irse a jugar con él. Woody y su banda lo "adoptan" en su pandilla, donde Shaun decide convertirse en un skinhead como todos los demás.

Al poco tiempo aparece Combo, un antiguo miembro de la banda, que después de tres años de estar en la cárcel, se presenta a la banda con ideas nacionalistas y un tanto racistas, y a partir de ahí, la banda se divide entre los miembros que mantienen sus ideales antiracistas y el nuevo tipo de ideología racista y nacionalista que Combo quiere integrar. Shaun, convencido por las palabras de Combo aprovechándose de la tristeza que sufre por la muerte de su padre en las Malvinas, decide quedarse al lado de Combo para "luchar por el orgullo de su padre" (tal y como Combo le dijo que haría).
Con el tiempo Shaun irá descubriendo el error cometido al permanecer al lado de Combo.

Deja, por cierto, los mejores momentos estéticos en clave PUNK. Incluso durante la aparición de la xenofobia en la tribu, tenemos alguna escena memorable. Pero hacia el final de la cinta la historia se vuelve difusa, un tanto enrevesada y excesivamente subjetiva. Eso sí, tiene una banda sonora que no deja indiferente a nadie.
La reflexión política, es interesantísima. Durante el comienzo, se bombardea con imágenes de la situación inglesa a comienzos de los 80, cuando todo supuraba THATCHER. Y lo primero que se escucha, cuando despierta el protagonista SHAUN, es un discurso de MARGARET arremetiendo contra un socialismo controlador -contrapunto de su liberalismo conservador-. Por lo que parece curioso que SHAUN no soporte su primera libertad, llena de encontronazos y soledad, y vea su felicidad en la integración a un grupo, con una identidad bien marcada, que le hace sentirse cómodo y querido. El problema es cuando el grupo se extralimita y se vuelve demasiado integrista, nacionalista radical. La película apostará por ese término medio que concilia libertad con puntos comunes.

Film interesante sobre todo para amantes de la música jamaicana y del movimiento Skinhead.
La película fue proyectada en varios festivales internacionales, incluyendo el de Londres y ganó en la categoría mejor película en los premios británicos de cine independiente.

QUADROPHENIA. 1979. Franc Roddam.

(Quadrophenia es un doble álbum de estudio del grupo británico de rock The Who, publicado en 1973. Supone la segunda ópera rock del grupo, en cuya historia se alternan los sucesos sociales, musicales y psicológicos que afectan a un joven mod británico entre 1964 y 1965).

Es una película que podría servir de documental de la cultura mod, pero al mismo tiempo como la evolución personal de un joven de clase obrera en busca de una identidad que lo ayude a definirse como individuo, que se rebela (o cree que lo hace) contra unas circunstancias desfavorables, contra un modelo de sociedad impuesto y contra un futuro personal para el cual no está preparado.

La película tuvo una acogida negativa por la crítica, debido a su carga de sexo, violencia y abuso de las drogas, que en aquel tiempo era algo no demasiado común. Obtuvo una gran reputación a través del boca a boca entre los adolescentes demasiado pequeños para poder ver la película en las salas. Hoy es considerada un clásico de culto y está reconocida como un retrato realista de la juventud británica de la década de 1960.
Fue una influencia decisiva en el revival mod en cuanto a música y moda, y fue una lanzadera para las carreras de bandas como Secret Affair, The Chords y The Lambrettas, mientras que dio un nuevo impulso a The Jam, previamente considerada como una banda punk. La aparición de Sting también fue beneficiosa para su banda The Police, aunque su música no tenía nada que ver con los gustos mod.

Trata un tema delicado que a día de hoy sigue vigente, y es que como dice una canción de los Who: “Just like a child, I’ve been living only in dreams...”.

CIUDAD DE DIOS. 2002. Fernando Meirelles.

Excepcional e innovadora película brasileña en la que el talento visual está al servicio de una narración densa pero transparente. El director ha absorbido lo mejor del cine americano de los setenta para ofrecernos su peculiar visión de las luchas entre bandas en la favela Ciudad de Dios hace unas décadas. Magistral en casi todos los sentidos, es especialmente admirable el ritmo y el desarrollo de la historia, el soberbio montaje, la utilización de la música y la capacidad para mostrarnos la belleza en medio de lo terrible. ¿Es posible que no le guste a alguien?
Ciudad de Dios es real. Contemplar cómo la vida humana vale menos que un real y filmarlo de esa manera es digno tanto de aplauso. Mostrar esa parte de Brasil que no conocemos para adentrarnos en un mundo que sólo imaginábamos, y por supuesto, ninguno de nosotros suponía que fuese tan malo.





Radica su fuerza en los violentos personajes, a parte de tener una estructura moderna, no exagerada, basada en parones de cámara, capítulos titulados y viajes en el tiempo por flash backs que se enganchan una y otra vez a la historia.
El ritmo es frenético y antes de querer darte cuenta ya estás enganchado a las desventuras de la favela.
Buenas frases, buen trato a los personajes, buena música, desgarradora, a ratos, fotografía y un frío trato a la realidad, que le permite prescindir de mostrar la moraleja.