B.S.O.


CIUDAD DE DIOS. 2002. Fernando Meirelles.

Excepcional e innovadora película brasileña en la que el talento visual está al servicio de una narración densa pero transparente. El director ha absorbido lo mejor del cine americano de los setenta para ofrecernos su peculiar visión de las luchas entre bandas en la favela Ciudad de Dios hace unas décadas. Magistral en casi todos los sentidos, es especialmente admirable el ritmo y el desarrollo de la historia, el soberbio montaje, la utilización de la música y la capacidad para mostrarnos la belleza en medio de lo terrible. ¿Es posible que no le guste a alguien?
Ciudad de Dios es real. Contemplar cómo la vida humana vale menos que un real y filmarlo de esa manera es digno tanto de aplauso. Mostrar esa parte de Brasil que no conocemos para adentrarnos en un mundo que sólo imaginábamos, y por supuesto, ninguno de nosotros suponía que fuese tan malo.





Radica su fuerza en los violentos personajes, a parte de tener una estructura moderna, no exagerada, basada en parones de cámara, capítulos titulados y viajes en el tiempo por flash backs que se enganchan una y otra vez a la historia.
El ritmo es frenético y antes de querer darte cuenta ya estás enganchado a las desventuras de la favela.
Buenas frases, buen trato a los personajes, buena música, desgarradora, a ratos, fotografía y un frío trato a la realidad, que le permite prescindir de mostrar la moraleja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno